El periodista de Chilevisión rememoró sus labores como corresponsal en plena guerra en Irak, lo que derivó en serios problemas en el ámbito de la salud mental.
A Rafael Cavada siempre le apasionó el periodismo internacional. Fue por eso, que cuando vio la oportunidad de ir por TVN a cubrir la Guerra de Irak, no lo dudó ni un segundo. Era el año 2003 y por primera vez en su carrera podía convertirse en testigo de un acontecimiento histórico mundial. Una experiencia de la que habló en De tú a tú, con Martín Cárcamo.
“Desde chico seguí los conflictos internacionales, en Uruguay leía el diario sobre lo que pasaba en el mundo. Cuando vine para acá estudiaba muchos libros de Historia para entender cómo los fenómenos históricos se van repitiendo a lo largo de la historia de la humanidad”, contó Cavada sobre cuando en TVN se le permitió especializarse en la cobertura internacional.
“La oportunidad de salir hablando de noticias internacionales era para mí como ser tocado por la mano de Dios“, añadió.
Y fue así, como en el año 2003, tuvo la oportunidad de cubrir desde sus inicios lo que sería la Guerra de Irak. “Yo les dije ‘Se viene la guerra’ y anuncié que iba a ir yo. Cuando llegado el caso no me mandaron, me compré una cámara, reservé mis pasajes y le dije a mi jefa que o me mandaba o me iba. Fue un chantaje“, declaró el periodista.
Una insistencia del ahora rostro de Chilevisión a su jefa, que profundizó en sus razones después. “Yo considero que las guerras son eventos traumáticos en la historia de la humanidad. Hay que darlos a conocer, hay que cubrirlos“, afirmó.
Luego, Cavada agregó: “Son además eventos donde el poder se desencadena, rompe las cadenas, sobre todo el poder militar, y por eso se cometen asesinatos, violaciones y torturas. Y denunciar eso es una función esencial del periodismo. Eso es lo que yo como periodista tenía que hacer“.
Sin embargo, tras lograr su objetivo y ser enviado a la guerra, se encontró ante los eventos más traumáticos de su vida. “Fue una de las cosas más terribles que me tocó ver. Niños quemados en hospital, ancianos heridos, mujeres heridas. Todas esas son cosas que después te hacen tener pesadillas“, relató el periodista.
Es allá donde, en el piso 15 del hotel Palestine, presenció la muerte del camarógrafo español de Telecinco, José Manuel Couso, producto de que un tanque apuntó contra ellos. “Disparó al hotel, pegó al borde de nuestro balcón y le pegó abajo nuestro a Taras Protsyuk (camarógrafo de Reuters) y a José Couso“, rememoró.
Y más adelante, reveló lo cerca que estuvo de morir. “A nosotros no nos mató solo porque en ese momento alguien llegó y salimos del balcón con Jorge Pliego de Televisa. (El bombazo) le arrancó pedazos así de grandes al balcón. Si hubiera estado en el balcón me muero“, recordó Rafael Cavada.
Tras ello, aún grabando, entró a la habitación destrozada, donde priorizar ayudar al camarógrafo español. “La bomba lo quebró entero, le fracturó todas las costillas, la clavícula, el fémur se lo fracturó en tres partes y se lo dejó expuesto, le arrancó un pedazo de pierna. Lo pusimos en un colchón, lo llevamos al ascensor, y de ahí a un hospital como a ocho cuadras“, dijo.
“Yo lo ayudé porque consideré que ponerme a grabar no servía de nada. Cuando hay otra gente ayudando, uno graba. No soy tan valiente. Si el tipo estaba ahí y necesitaba ayuda, yo no podía mirar sin hacer nada”, complementó. Y poco después, José Manuel murió por una hemorragia interna. “Esa noche lloramos todos”, expresó.
Posteriormente, Cavada mencionó la vocación periodística que tenía el camarógrafo español. “José Manuel había elegido quedarse ahí porque sentía que tenía una responsabilidad. Su familia le había pedido que se fuera y él dijo ‘No, mi familia tiene que saber lo que ocurre, mis hijas tienen que ver lo que ocurre’. Y sus hijas lo recibieron en una bolsa de plástico“, explicó.
El fallecimiento de José Couso marcó un antes y un después en la vida del periodista de Chilevisión. “Aparecieron pesadillas. Recuerdo haber soñado con una niña que había visto herida, y levantaba la vista y era mi sobrina“, recordó.
En Irak, igualmente, Cavada vivió la experiencia de cubrir la caída de Bagdad desde arriba de un tanque. “Básicamente, era el mejor lugar para grabar“, argumentó. En esa ocasión, él estaba junto a varios periodistas, pero fue enfrentado por un soldado que los echó a todos. Pero el periodista chileno hizo uso de un técnica que le permitió quedarse más tiempo.
“El tipo me mira, la cara negra de tierra, los ojos con las marcas de los lentes, y me dice ‘Los periodistas siempre tienen cigarros’. Tomé todos los cigarros que tenía y se los doy“, señaló. Mismo militar que después vio en un ejercicio naval de la Armada de Estados Unidos en las costas chilenas. “Es increíble, había venido en esa expedición con los marines, y había estado en ese mismo tanque”, indicó.
No obstante, todo lo vivido en Irak, además de convertirlo en lo que quería, en un testigo de un acontecimiento histórico y sus secuelas, también afectó su salud mental de regreso a Santiago. “Yo después volví a Chile y la vida me parecía muy sin sentido, después de tantos conflictos“, aseguró.
Enseguida, se explayó en la idea: “Tú pasas de cubrir algo súper importante, colaborando con un proceso histórico, dándolo a conocer, evitando que se produzcan más guerras, denunciando los abusos y violencia. Y llegas acá y haces una nota que se cae porque te piden que hagas la ardillita que esquía o por la noticia de la última modelo con el futbolista, entonces se vuelve muy sin sentido“.
Hasta que cayó en una depresión. “No quería hacer nada. Me levantaba igual, soy súper funcional en ese aspecto, pero empecé a sentir que nada me interesaba. Y para mí sentir que mi trabajo no tiene propósito es como estar muerto en vida. Llega un momento en que esa tristeza te invade tanto que encuentras cosas interesantes que hacer, pero la tristeza no se va“, manifestó.
Finalmente, rememoró lo duro que fue estar deprimido esos días. “A mí me pasó eso, que encontraba sentido a lo que quería hacer, pero estaba triste. Y en aquella época en ese sentido yo era muy inmaduro, no hablaba de mis problemas con nadie. Y eso en algún momento te pasa la cuenta, y a mí me la pasó muy heavy“, cerró.
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